jueves, 13 de marzo de 2008

Brazil. Tomorrow Was Another Day




Normalmente a la hora de hacer crítica cinematográfica, en los hijos bastardos de Dios nos servimos de películas o bien estrenadas actualmente en nuestras carteleras (las cuales un público mayoritario haya podido visualizar con facilidad) o en obras de una envergadura filosófica, política o simplemente cinematográfica que a pesar de su relativa antigüedad deben ser de especial interés para todos aquellos con inclinaciones o inquietudes que vayan más allá de lo que se cueza en ese magnífico programa llamado Fama.
Con esta entrada lo que pretendo es rescatar o hacer llegar a un mínimo de personas (con que sean cuatro monos me conformaría) un título indispensable del cine de los ochenta, del cine de ciencia ficción y del cine en general. Me estoy refiriendo por supuesto a la esquizoide, provocadora, histérica y reivindicativa Brazil.
Pero vayamos por partes, pues el film de Terry Gilliam contiene los suficientes elementos cinematográficos y de crítica social como para ser diseccionada cual cadáver que se pudre en el laboratorio Davinciano.

1º ¿Qué es Brazil? Con este término no queremos referirnos al país de la samba, el crimen organizado, los tangas playeros y los cristos de brazos abiertos. Brazil tampoco es el nombre de la ciudad que da cobijo a los personajes de la película. Este nombre es utilizado por Gilliam para ironizar el mundo que nos describe el film, (se desarrolla en una ciudad ficticia en un futuro no muy lejano) mundo éste dominado por los cables, las tecnologías arcaicas y la burocracia más inquisidora. Su personaje principal Sam Lowry es un funcionario alienado que trabaja para un estado que defiende el bienestar, la seguridad y el paraíso en la tierra ocultando tras de sí un auténtico gobierno totalitario capaz de entrar en tu casa por la ventana para detenerte y ejecutarte por un crimen que tal vez no hayas cometido (es lo que tiene el papeleo, siempre puede dar pie a una equivocación).
Brazil por lo tanto es la contradicción del mundo en el que vive Lowry, es su sueño onírico, ese mundo del cual escapa volando de una montaña de archivadores y documentos.

-Esquizofrenia: En Brazil todo está corrompido, pero la fachada es encantadoramente falsa, jugando a construir una ciudad con estética de los años 30.Bebiendo de la imagineria visual de Metrópolis, la literatura de George Orwell, Aldous Huxley y la filosofía de Descartes, Terry Gilliam se monta una distopía como nunca antes habíamos visto, mezclando lo real con lo imaginario, y lo grotesco con lo bello nos presenta un mundo en el que es imposible no caer en la locura. Toda la filmografía de Gilliam está dotada de ese espíritu loco que tanto a jugado en su contra a la hora de realizar películas, sus personajes tienen un toque Quijotesco que los absorbe de la realidad, son outsiders disconformes con la época que les ha tocado vivir, contestatarios y soñadores, esquizofrénicos si, pero llenos de una esquizofrenia que no es tal y solo vista por ese gobierno represor que lo condena a una moderna silla eléctrica que acaba de un golpe con esa realidad tan denostada.

-Provocación: En una escena de la película los personajes almuerzan tranquilamente en un restaurante francés, mientras charlan de cosas relativamente estupidas una bomba explota a sus espaldas, la gente salta por los aires, es el terrorismo, los revolucionarios que luchan contra el régimen establecido. Pero para ellos esta bomba no significa nada, el chef viene y les pone una cortina delante para que no se incomoden con la sangre, las vísceras y demás restos orgánicos, es la aceptación del terrorismo, de la violencia más cruda, la desensibilizacion de la cultura. Gilliam juega con estos elementos mostrándolos con provocación, con irreverencia, con un humor tan negro que es difícil tomarse a la ligera.

-Histeria: Los contenidos formales del film demuestran la gran personalidad artística de Gilliam, repleta de movimientos de cámara imposibles, vertiginosos travellings y ritmo frenético hacen de Brazil una cinta tal vez difícil de digerir para un público habituado a los convencionalismos del cine clásico moderno. Lo histérico no solo está presente en la técnica que utiliza la película, los personajes también están definidos a través de personalidades excéntricas, exageradas y barrocas propias del cartoon más representativo, como son los dibujos de la Warner. La deformación de la realidad por lo tanto juega un papel fundamental, haciendo al espectador dudar de la propia mente de Sam Lowry, el cual llega un momento, sobre todo en su tramo final en el que ya es difícil distinguir entre lo real y lo imaginario.

-Reivindicación: Terry Gilliam se alza como profeta haciendo una llamada de atención sobre el futuro que se nos avecina, quizá muy lejos estéticamente del mundo de Brazil pero no tanto de sus planteamientos teoricos.
Gilliam está muy cabreado con el mundo y eso se deja ver en todos y cada uno de los fotogramas que desprende la cinta. Desde la escena en la que los niños juegan con armas de juguete encadenando a otros niños imitando desgraciadamente los procedimientos de sus mayores hasta la señora que buscando la eterna juventud en las operaciones estéticas acaba convertida en una mezcla de fluidos, plásticos y pelos que la llevan a convertirse en un cadáver putefracto.
En el mundo burocrático de de Brazil todo debe acabar con una firmita, incluso la mujer que observa como se llevan a su marido para ser ASESINADO por el estado se le pide que firme un documento, del cual le darán un recibo.

En definitiva la película de Gilliam hace gala de un pesimismo adornado de un humor ciertamente extraño. Nos da un halo de desesperanza hacia el futuro que se nos acerca, hacia un futuro que ya ni siquiera podemos cambiar pues como versa la frase que inicia este artículo Tomorrow was another day, el futuro fue otro día, el futuro es aquello a lo que nos agarramos con la esperanza de que las cosas puedan ser cambiadas para construir un mundo feliz, pero como define Terry Gilliam en su magistral Brazil ¿Que ocurriría si el futuro ya lo hubiésemos alcanzado? Como diría una buena compañera de clase ¿Qué pasaría si ya hubiésemos alcanzado la imposibilidad de la posibilidad?

1 comentario:

Rasen dijo...

Fascinante crítica, como viene siendo habitual.

Ni siquiera conocía la película, y el nombre del director sólo me sonaba vagamente; pero, confiando en el buen criterio que se observa en cada crítica que haces, la veré con interés.