martes, 25 de marzo de 2008

Meditaciones en la voluptuosidad

El fuego surgía en nuestros labios unidos, quemante, y mi corazón moría bajo el peso de la voluptuosidad... Su largo pelo caía hacia un lado, y yo repasaba con la mirada cada una de las curvas de su frágil cuerpo. Le acaricié un brazo cuan largo era, y deteniéndome en su hombro me incorporé levemente para besárselo. Su fría mano acarició mi rostro, y yo pensé si eso podría ser así eternamente. Si ese momento en el cual nada importa, en el que sólo está ella y su cálida compañía, podría perdurar en la infinitud del universo. Quería soñar que si chocaban todas las estrellas del firmamento unas con otras, acabando con el sinsentido de la existencia humana, nosotros dos nos mantendríamos en ese abrazo que ahora le daba. Necesitaba pensar que eso tenía algún sentido, que ella me amaba y yo le correspondía... y que servía para algo.

¿Qué le puede importar al mundo que dos personas se
amen? Como ya se dijo, "el mundo entero en guerra y nosotros elegimos este momento para enamorarnos". ¿Qué le importa a París entera si hay dos personas que se aman tan profundamente que son capaces de dar lo único que se supone que importa, la vida, si eso al otro le hace sentir algo parecido a la felicidad? Es más, ¿qué puede importar este momento si dentro de algunos años, insignificantes para la Humanidad, pero decisivos para una sola vida, a ella ya no le importo? Podría quedar como un bonito recuerdo, pero carente de contexto en una vida desgraciada como la mía. Supongo que la buena suerte que juro tener por poder estar a su lado se convierte fácilmente en un agrio sabor a melancolía con la suave brisa de la calle, cuando ya no me encuentro a su lado y la vida en la ciudad me absorbe. Es entonces cuando recuerdo esos momentos, tan parecidos a este que ahora vivimos, con nuestros cálidos cuerpos rozándose, y la bruma del sueño se cierne sobre mí, como si ese instante, tan vívido y real ahora, no fuera más que el mal juego de mi mente soñadora.

Me aferro a ella acechado por estos pensamientos. Un te quiero se escapa de mis labios, casi involuntariamente, y ella se echa sobre mí abrazándome, con una sonrisa que me cautiva y me hace abrazarla aún más.

La pasión, la locura y el asco que podría sentir hacia esa vida, ahora tan irreal, se borran por completo, dejándome tan sólo pensar cuánto la adoro.

Ahora ella duerme, y yo, con un cigarro recién encendido sobre mis labios, me entretengo mirando las extrañas figuras que se forman con el humo recién exhalado. Pienso en que nada importa, nada tiene sentido, y que casi es absurdo intentar buscarlo. No sé cuánto permaneceré a su lado, tal vez por la mañana ella ya no esté y yo tan sólo encuentre un hueco en la almohada, donde poner mi olvido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si, si que estas hoy romántico "perdón" ¡Eres romántico!

Anónimo dijo...

Me ha encantado =)
No creo que deba decirte más ;-)

Dejar de importarme? No creo...

Un beso enorme...de esos románticos :P