martes, 11 de marzo de 2008

Estas cosas extrañas suceden a todas horas

Llama la atención como el relativismo no está tan patente en nuestra existencia como tantos filósofos, políticos y pensadores han venido augurando desde tiempos pasados.
Es curioso como semejanzas casuales, fuerzas del destino y azar imprevisto tienen en determinadas ocasiones explicaciones razonables.
Y el lector se preguntará con cierta inquietud a que camino quiero llegar con estas afirmaciones ¡no se alarme! Mi tesis es sencilla y clara, mi intención no es otra que hacer una pequeña introducción al texto que viene a continuación, el cual ha sido redactado por mi querido y perdido (en los bosques cual sátiro perverso) colega Diógenes.
Su texto resalta por las extraordinarias similitudes que mantiene con el que precede a mis palabras titulado Pinceladas. Y es aquí donde llego al punto álgido de la cuestión, es increíble como partiendo de una misma fotografía que inspiró a ambos autores surgieron palabras y estilos tan parecidos. Como la estampa de una apuesta dama tumbada en los sillones del Museo del Prado provocó semejantes coincidencias en dos mentes separadas espacial y sentimentalmente.
En definitiva, los dos textos que aparecen tanto arriba como abajo de este escrito fueron redactados por autores diferentes sin saber de la existencia el uno del otro. Y es que parafraseando los primeros diálogos de aquella película titulada Magnolia debo decir “Y en la humilde opinión de este narrador, eso no es algo que simplemente pasó. Esto no puede ser Una de esas cosas. Esto, por favor, no puede ser eso. Y por lo que a mí respecta, no puede ser. Esto no fue sólo una cuestión de azar. No. Estas cosas extrañas suceden a todas horas”

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