lunes, 10 de marzo de 2008

Pinceladas


Allí tumbada parecía no importarle nada, un gran pasillo y su cuerpo horizontalmente extendido lo decían todo. ¡Que poder, que poder! Habían pasado ya ocho meses y aún sacaba el lado más oscuro de mi ser como el primer dia. Y ni siquiera podía imaginar que era como una manzana esperando a ser mordida, como si apretando su piel fuese poseedor de una parcela de cielo.
-Acércate, no hay nadie que nos esté observado- Con estas palabras y un leve movimiento de ceja transformaba mi cuerpo en un autómata controlado por poleas, cuerdas y engranajes, conseguía hacer de mí una máquina que manejaba a su antojo.
Mis pasos se acercaron lentamente hacia aquel sillón que tantas veces había servido
para observar, imaginar y perderse ante aquellas inhumanas obras de arte, ante aquellos cuadros enormes que parecían haber sido pintados por la mano de algún dios esteta. Combinaciones de colores y formas servirían de escenario para nuestro juego carnal, para nuestra prohibida lujuria. Los pasillos desiertos nos inducían a la perversión más deseada, y la mirada de las vírgenes inmaculadas nos maldecía jurándonos un infierno abrasador. Convertimos el Louvre en nuestro santuario, en nuestra particular bacanal, y con la luz de Vermeer profanamos el reino del arte. Tumbados en el sofá ella se desnudo graciosamente mientras yo la observaba con ojos llenos de calor.
Pinceladas de rojos y amarillos definían nuestros movimientos convirtiéndonos en un cuadro más, la libertad guiando al pueblo presidía la escena, nuestros cuerpos en segundo plano brotaban como gotas de sudor por la piel de un jornalero. Dos cuerpos en un mismo cuadro, eso es lo que somos, dos figuras perfiladas por el pincel del artista, por el alma de la inspiración.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta es la primera vez que comento en este blog en el que también escribe mi querido Mirthas, pero llevo bastante tiempo siguiendo lo que escribís por aquí.
Tengo que decirte que en general me gusta como escribes, pero esta entrada me ha encantado...no hay nada como una escena de pasión en París...me encanta el texto, y el título también, todo hay que decirlo.

Unknown dijo...

Tu querido Mirthas xD

Y sí, bonita escena la de un Louvre que se presta en esta ocasión de observador, no de observado.

Creo que me voy a apuntar a esta nueva forma que estás introduciendo en tu blog. Es decir, dejar de escribir artículos para poder pasar a la descripción.